La autocracia madurista esta semana ha avanzado violentamente contra la ciudadanía, no solo en el marco de la depauperación económica, sino en la violencia física.
Esto lo hace el Estado por dos vías, la primera es la formal, con las armas de la nación, utilizando a la Guardia Nacional Bolivariana y la Policía Nacional como instrumentos de represión contra los pueblos indígenas que se sienten burlados por un gobierno que ofrece la compra de sus artesanías, y después no pagan como dicen que lo harán, este es el caso del pueblo Yukpa, reprimido brutalmente.
Esto también ha pasado en el Estado Bolívar, ya no con las comunidades indígenas, sino con mineros ilegales y artesanales. No es que estemos apoyando la minería ilegal, lo que no podemos avalar es que la represión contra este sector genere 10 muertos y decenas de heridos y no pase nada, en medio del desalojo de una mina, en medio de un mar de minas ilegales que son controladas por los mismos militares en algunos casos, y en otros por fuerzas militares extranjeras con permiso de ese gobierno que arremete contra los más pendejos.
Y la otra forma de violencia es con la utilización del lumpen político organizado en colectivos, utilizando a las mujeres de ese sector para generar violencia contra los docentes que luchan por no terminar siendo como ese lumpenazgo madurista, a pesar de la expropiación de su salario y la desvalorización del trabajo y del rol de ser docentes en medio de un sistema que nos desea más ignorantes.
No podemos dejar de denunciar, y aún más, no podemos permitir que esto siga sucediendo.
Mujeres de colectivos del Psuv agreden a docentes que protestan por crisis educativa
Yukpas dispersados con bombas lacrimógenas y perdigones en carretera Machiques-Maracaibo