
José Gregorio Hernández: El Médico de los pobres y Santo del Pueblo Venezolano
Cultura18/10/2025

José Gregorio Hernández Cisneros nació en localidad de Isnotú, en el estado Trujillo, en el corazón del centro-oeste de Venezuela. Desde su infancia, la vida de este destacado médico estuvo marcada por la tragedia y el deber. Hijo de Benigno Hernández, comerciante, y Josefa Antonia Cisneros, quien se dedicaba a las labores del hogar, José Gregorio quedó como el mayor de seis hermanos tras la muerte prematura de su hermana mayor.
La vida de José Gregorio cambió drásticamente cuando su madre falleció al poco tiempo de que él cumpliera ocho años. Ella no solo fue su guía en la fe cristiana, sino que también le impartió las primeras lecciones pedagógicas. Su educación inicial estuvo a cargo del maestro local, Pedro Celestino Sánchez, y más tarde fue apoyado por su tía paterna, María Luisa, quien asumió el rol maternal en la ausencia de su madre. El contexto familiar y religioso en el que creció cimentó sus valores, que lo influenciarían profundamente en su vida.

Viaje a Caracas
Con una conducta ejemplar y un gran desempeño escolar, José Gregorio abandonó Isnotú a los trece años para emprender un viaje a la ciudad de Caracas. Allí, cursó el bachillerato en el renombrado Colegio Villegas y posteriormente se graduó en Medicina en la Universidad Central de Venezuela (UCV) el 29 de junio de 1888.
A pesar de que sus amigos le sugirieron quedarse en Caracas, José Gregorio sintió la responsabilidad de regresar a su tierra natal, donde la pobreza era una constante. Como médico, ejerció entre los estados Trujillo, Mérida y Táchira, dedicándose especialmente a los más necesitados.
Su habilidad y vocación lo llevaron a ser recomendado por el presidente Juan Pablo Rojas Paúl para viajar a París como becado y realizar estudios más avanzados. En Europa, trajo consigo el primer laboratorio científico a Venezuela y se dedicó apasionadamente a la docencia universitaria.
En 1908, siguiendo su inclinación espiritual, ingresó al convento de La Cartuja en Italia. Sin embargo, no pudo insertar ese estilo de vida en su existencia y regresó a su amada Venezuela. Intentó nuevamente ingresar al Colegio Pío Latinoamericano en Roma en 1913, pero motivos de salud y el inicio de la Primera Guerra Mundial lo obligaron a volver a Caracas.
Su vida se desarrolló principalmente en la capital, donde residió en varias parroquias, incluyendo La Pastora. Allí, José Gregorio combinó su vocación médica con su profunda fe católica, asistiendo diariamente a la iglesia y dedicando su vida a servir a los demás.

El Investigador
Además de ser un médico notable, José Gregorio era un experto investigador y autor de varios textos, entre ellos un libro sobre bacteriología y otro sobre filosofía. Era políglota y un apasionado por la música, conocido como un profesor culto que incluso participaba en bailes y retretas durante su juventud.
El doctor Hernández no solo fue un médico respetado por presidentes y figuras prominentes, sino también un defensor de la atención equitativa, tratando a todos sus pacientes con la misma dedicación. Este compromiso lo llevó a ser conocido como “el médico de los pobres”.
Tragedia
Trágicamente, el 29 de junio de 1919, tras cumplir con sus deberes religiosos y profesionales, José Gregorio falleció después de ser atropellado en Caracas. Su muerte conmocionó al país y sus exequias fueron un verdadero homenaje a su legado.
Desde entonces, la devoción por José Gregorio se ha expandido a través de diversas clases sociales, convirtiéndose en un símbolo de esperanza y generosidad. Su imagen, ya sea vestido de bata blanca o con traje oscuro y sombrero negro, sigue acompañando a las familias venezolanas.

Camino a la Canonización
La beatificación y canonización de José Gregorio Hernández han revivido el interés por su vida y obras. El cardenal José Humberto Quintero expresó una vez: “El Dr. José Gregorio se destaca en la historia contemporánea con imponencia de montaña. La ciencia y la santidad eran sus metas, y triunfó alcanzándolas”.
Hoy, San José Gregorio Hernández Cisneros es un modelo a seguir, invitando a todos los venezolanos a construir un país iluminado por su espiritualidad, formación y vocación de servicio. Su legado perdura, guiando y motivando a las nuevas generaciones a dedicarse al bienestar común.




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