Madre Carmen Rendiles: Ejemplo de Fe y Liderazgo en Venezuela

Cultura18/10/2025Yumarliny GarcíaYumarliny García
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Madre Carmen Rendiles Martínez, fundadora de la Congregación Siervas de Jesús en Venezuela y la tercera beata del país, ha dejado un legado perdurable que inspira a muchos a superar adversidades y a mantener un fuerte vínculo con el amor de Dios. Nacida en un hogar con una rica tradición religiosa, fue la tercera de nueve hermanos, quienes fueron educados en el compromiso hacia el deber y el amor al prójimo.

Desde su llegada al mundo, Madre Carmen enfrentó un reto singular: nació sin su brazo izquierdo. Sin embargo, esta situación no condicionó su desarrollo, sino que fortaleció su independencia y su innato liderazgo, cualidades que ayudaron a su familia a sobrellevar su circunstancia con alegría.

A los 15 años, su deseo de dedicarse a Dios floreció, pero una debilidad pulmonar durante su adolescencia la apartó temporalmente de la vida social, permitiéndole recuperarse y enfocarse en la oración. Este tiempo le brindó la claridad necesaria para abrazar su vocación, convirtiéndose en catequista y guía espiritual para amigos y familiares.

Religiosas de la Congregación Siervas de Jesús, sujetan un retrato de la Madre Carmen Rendiles.
Religiosas de la Congregación Siervas de Jesús, sujetan un retrato de la Madre Carmen Rendiles. Foto: Cortesía.

Congregación Siervas de Jesús

El 25 de febrero de 1927, a la edad de 24 años, ingresó a la Congregación Siervas de Jesús en el Santísimo Sacramento, una iniciativa de origen francés en Venezuela. Sin vestimenta de hábito, esta congregación colmaba sus deseos de humildad y pobreza, y allí encontró su verdadero llamado. Ingresó al noviciado ese mismo año y, el 8 de septiembre de 1932, emitió sus votos perpetuos, convirtiéndose en miembro definitivo de esta comunidad.

A lo largo de su vida religiosa, Madre Carmen se destacó por su carácter natural y caritativo. Sus hermanas la recordaban como una fuente de alegría y un modelo de piedad, enseñando a todos a amar a Jesús en la Eucaristía. "Era como una hermana más para nosotras", recuerda la Hermana Teresita Hurtado.

A los 33 años, asumió el rol de maestra de novicias, y en 1947 fue nombrada Superiora de la Casa Madre, liderando el crecimiento de la Congregación en varios estados de Venezuela. Durante su dirección, la institución inició labores educativas, fundando colegios como Betania, Santa Ana, Belén y Nuestra Señora del Rosario, además de colaborar en la elaboración de hostias y ornamentos litúrgicos.

La virtud de la pobreza fue un pilar en su vida, la cual vivió con alegría y sin que se convirtiera en una carga. Su sencillez la llevó a construir mobiliario para la sede principal de la Congregación, algunas de cuyas piezas aún se conservan en el museo del Colegio Belén de Caracas.

En un acto de firmeza y liderazgo, Madre Carmen se opuso a la transformación del gobierno general de la Congregación en Francia, que planeaba establecerla como un instituto secular tras el Concilio Vaticano II. Consultó a sus hermanas y al Episcopado venezolano, iniciando un proceso de separación que culminó en 1965 con la constitución de las Siervas de Jesús en Venezuela.

Ejemplo de Santidad

Nombrada Superiora General en 1969, Madre Carmen desempeñó su cargo con autoridad y caridad. Su legado espiritual fue enriquecido con el tiempo, siempre confiando en la gracia divina. Falleció el 9 de mayo de 1977, tras 50 años de vida religiosa, dejando un ejemplo de santidad.

La habitación que ocupó en el Colegio Belén se convirtió en un oratorio, dedicado a la adoración del Santísimo Sacramento. El proceso de beatificación comenzó el 9 de marzo de 1995 y, después de dieciocho años, el 5 de julio de 2013, el Papa Francisco la declaró Venerable por su ejercicio heroico de virtudes cristianas.

Finalmente, el 18 de diciembre de 2017, la Santa Sede aprobó un milagro atribuido a su intercesión, lo que llevó a su beatificación el 16 de junio de 2018, en una ceremonia celebrada en el Estadio Universitario de Caracas, presidida por el Cardenal Ángelo Amato, enviado del Papa.

Madre Carmen Rendiles continúa siendo un símbolo de fe y servicio, inspirando a muchos a seguir su ejemplo en la vida diaria.

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