Inicia el Cónclave 2025 ¿Decidirá el espíritu Santo o las influencias políticas?

Mundo07/05/2025Yumarliny GarcíaYumarliny García

 Desde este miércoles, inicia uno de los eventos más trascendentales para la iglesia católica, el Cónclave 2025, una reunión a puerta cerrada donde 133 cardenales electores se congregarán para debatir a través del voto secreto, al nuevo Sumo Pontífice que sucederá a Francisco I.

Los cardenales comenzaron a instalarse en las residencias de Santa Marta y Santa Marta Vieja, ambas reacondicionadas para la ocasión. No todos los cardenales forman parte de este evento, sólo aquellos menores de 80 años tienen derecho a votar.

A pesar de que la mayoría de los electores afirman que es el Espíritu Santo es quien decidirá al nuevo obispo de Roma, son plenamente conscientes de que no podrán evitar la influencia de las dinámicas políticas, ya que el Papa como máxima figura de la iglesia católica, representa la figura más relevante en el ámbito espiritual y político.

Recordemos que la convocatoria del Cónclave se genera tras el fallecimiento del Papa Francisco a los 88 años de edad por complicaciones de salud que lo mantuvieron hospitalizado durante meses.

Cabe destacar, que, una vez elegido el cardenal, debe aceptar formalmente el cargo y elegir el nombre pontificado por el cual será conocido. Su mandato se extiende hasta su muerte, excepto si renuncia.

 

Dinámica para las papeletas

La Constitución Apostólica Universi Dominici Gregis, prepara minuciosamente unas tarjetas en forma rectangular que son entregadas a los 133 cardenales, con el siguiente escrito en la mitad superior y «el lugar para escribir el nombre del elegido» en la mitad inferior y «hecha de manera que se pueda doblar en dos».

Cada cardenal elector, por orden de precedencia, después de haber escrito y doblado su papeleta, sosteniéndose en alto para que sea visible, la lleva al altar, donde se encuentran los escrutadores y sobre el cual está colocado un receptáculo cubierto con un plato para recoger las papeletas.

 

La urna

Una vez que todos los electores han depositado sus papeletas en la urna, el primer escrutador sacude la urna varias veces para barajar las papeletas e, inmediatamente después, el último escrutador procede al recuento de las mismas, sacándolas visiblemente una a una de la urna y depositandolos en otro recipiente vacío. Si el número de papeletas no corresponde al número de votados, deben quemarse todas y se procederá inmediatamente a una segunda votación. Si, por el contrario, sí coincide con el número de votantes, se procede al recuento.

Luego de ser contados los votos y, después de comprobarlos, se queman en una estufa de hierro fundido que se usó por primera vez durante el Cónclave de 1939. El color del humo que emana de las chimeneas, conocido como fumata, comunica el resultado de la votación a los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro:

Fumata negra: Indica que no se ha alcanzado un acuerdo y las votaciones continúan.

Fumata blanca: Señala que se ha elegido un nuevo Papa.

 

Votación

Las votaciones tienen lugar todos los días, dos por la mañana y dos por la tarde, y si los cardenales electores tienen dificultades para ponerse de acuerdo sobre la persona que debe ser elegida, después de tres días sin resultado, las votaciones se suspenden durante un máximo de un día, para una pausa de oración, libre discusión entre los electores y una breve exhortación espiritual, pronunciada por el cardenal decano de la orden del diácono.

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